Durante las primeras etapas del enamoramiento, es probable que experimentes una amplia gama de sentimientos y reacciones, tales como pasión intensa e idealización de la persona que amas: el creer que es absolutamente “perfecta”. Esta fase romántica, también llamada infatuación, conlleva curiosos cambios emocionales y psicológicos, cambios que han sido probados en el laboratorio, y que son reales. Por ejemplo, el enamoramiento hace que una mujer parezca más bonita. Las investigaciones han mostrado que “los hombres y las mujeres enamorados caminan más erguidos y parecen más altos porque la columna se estira”. Se activan intensamente todas las respuestas motoras, lo que vuelve a los enamorados extremadamente conscientes y emocionalmente receptivos de sus compañeros.1
Cuando uno está enamorado, los ojos brillan más porque se incrementan las secreciones lacrimales. Esto explica los ojos brillantes y la razón por la que el mundo parece un lugar más refulgente y feliz. Los latidos se aceleran, lo que nos vuelve más susceptibles a enamorarnos.
También se produce un incremento de energía. El enamoramiento estimula la producción de epinefrina (adrenalina) que proporciona fuerzas para superar los obstáculos; de allí el sentimiento de que todo es posible.2 Otro estudio ha demostrado que el aumento de adrenalina en el organismo incrementa la ternura y el cariño. En este experimento, se inyectó adrenalina a los participantes hasta el nivel aproximado del enamoramiento. Los resultados mostraron que los que habían recibido la adrenalina se mostraban más afectuosos que los que no habían recibido la adrenalina de manera artificial. En otras palabras, el estar enamorado aumenta la capacidad de amar.3
Los enamorados son más receptivos a lo que la vida tiene para ofrecerles. Están listos para disfrutarla al máximo. Por el contrario, los no enamorados presentan una actitud más negativa o cerrada hacia los demás cuando se los ofende o están enojados. Esto lo demuestran manteniendo los brazos cerca del cuerpo, dando pasos cortos, mordiéndose los labios y caminando cabizbajos. En respuesta a esta actitud, los demás se retraen también de ellos. Esto los convierte en personas desdichadas que piensan que los demás no los aman y que nunca reciben el amor y la atención que desean o necesitan para ser felices.
Algunos jóvenes se preguntan por qué les cuesta tanto cultivar una relación y por qué parecen ser rechazados por los demás. En realidad, están enviando señales negativas que hacen que los demás los rechacen.4
Cuando uno está enamorado, la memoria se agudiza, aunque selectivamente. La persona enamorada posee la habilidad extraordinaria de recordar todo respecto del objeto de su afecto. Puede que olvide que tiene un examen o de activar el reloj despertador, pero no olvidará detalles de su amado o amada.
Los enamorados quieren estar cerca de la persona que aman. Si tu compañero o compañera siempre quiere acercarse a ti y estar a tu lado, es muy probable que esté enamorado o al menos crea estarlo.
El amor afecta la química cerebral. Un estudio concluyó que una vez que el estado emocional es definido como “amor”, se incrementa una sustancia cerebral llamada feniletilamina, que contribuye a mantener un elevado estado emocional. Resulta curioso que esa sustancia es el mismo compuesto químico que se encuentra en el chocolate, un regalo muy común entre los enamorados.5
El amor también afecta los hábitos alimentarios. Muchas personas experimentan una pérdida de apetito en las primeras etapas del enamoramiento. Una mujer me dijo entre risas que si pudiera vivir enamorada, ¡ya nunca más tendría que hacer dieta para adelgazar! Otros sienten como si caminaran en el aire o fueran transportados a un mundo donde apenas perciben lo que pasa a su alrededor.
Los enamorados pueden tener manos sudorosas, hormigueo en el estómago, pupilas dilatadas, entre otros síntomas verificables. Esos efectos fisiológicos tienen a decrecer con el tiempo. Personalmente, me alegra de que sea así. De lo contrario, ¡estaría exhausta después de años de tener todos esos síntomas cada vez que mi esposo entrara por la puerta!
En los comienzos de la relación, es común pensar continuamente acerca de la persona amada. Elena dice con ensoñación: “Me voy a dormir pensando en él, y él es el primero en quien pienso al despertar. Y entonces comienzo un día nuevo donde nunca se aleja de mis pensamientos”. Este enfoque intenso en el amado tiende a añadir aun más interés y entusiasmo a la relación. Cuando están separados, es común que una pareja en esta romántica etapa temprana espere con ansias el momento cuando se verán otra vez o cuando reciban una llamada telefónica.
Las personas que se encuentran en este estado hablan sin cesar del objeto de su afecto con cualquiera que les quiera escuchar. Es posible que el enamorado se sumerja de tal manera en la relación de amor que ignore u olvide sus responsabilidades. Kurt dice: “Me cuesta concentrarme en el estudio, y no puedo completar mis tareas. Se me amontonan sin que pueda ni siquiera realizar las que ya debo entregar. El otro día estaba en una reunión de líderes estudiantiles. Alguien preguntó algo. No supe que se estaba dirigiendo a mí hasta que vi que todos se reían”.
14.2.07
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